25 oct 2018

LA MEJOR DECiSiÒN QUE PUEDES TOMAR



Moran Cerf, un neurocientífico de la Universidad de Northwestern (Estados Unidos) y profesor del American Film Institute, estudia la sincronía eléctrica entre los cerebros humanos y cómo sus secretas conexiones pueden cambiar radicalmente tu vida (y sin que te des cuenta)







Por más de una década Cerf ha estudiado el comportamiento cerebral en el proceso de toma de decisiones. 


Conversan nuestros cerebros sin que nos demos cuenta?

Pareciera que sí, de acuerdo a los estudios sobre sincronía entre los impulsos eléctricos cerebrales de distintas personas realizados por Moran Cerf, profesor de neurociencia y negocios de la Universidad de Northwestern (Estados Unidos) y profesor del American Film Institute.
Por más de una década, Cerf ha investigado cómo los seres humanos tomamos decisiones. No solo desde el punto de vista conductual, sino también utilizando electroencefalogramas que muestran las zonas del cerebro que se iluminan cuando las personas reaccionan a distintos estímulos.
Y lo que ha descubierto es que cuando las personas pasan tiempo juntas, sus ondas cerebrales comienzan a parecerse y, en algunos casos, pueden llegar a ser casi idénticas.

"Al compartir con alguien se produce un alineamiento entre los dos cerebros", dice el neurocientífico en conversación con BBC Mundo. 

Sincronía eléctrica

Por ejemplo, en uno de sus estudios, personas expuestas a ver determinados trailers de películas, generaron patrones similares de actividad en sus cerebros, en una especie de "sincronía eléctrica", que se puede observar en la pantalla de un computador. "Dos personas que ven las mismas películas, los mismos libros, que comparten las mismas experiencias y que además solo hablan entre ellos, después de dos semanas, comienzan a mostrar patrones comunes a nivel de lenguaje, emociones y hasta puntos de vista".
Por eso, según el investigador, la mejor decisión que puedes tomar en la vida, según Cerf, es elegir correctamente a las personas que te rodean.
"Las personas cercanas a ti tienen un impacto en la manera en que te relacionas con la realidad más allá de lo que puedes percibir o explicar. Y uno de los efectos es que te vuelves parecido", explica el neurocientífico.
"Si eliges una mala pareja y pasas 10 años con esa persona, la decisión va a tener un impacto significativo en tu vida".


Cómo nos inventamos historias

En sus estudios sobre cómo nuestras elecciones afectan el nivel de satisfacción personal que sentimos, Cerf distingue varios niveles.
Entre ellos, las decisiones que tomas en un momento determinado, cómo las recuerdas en el largo plazo y cómo las comparas con las de otras personas.
En ese sentido, el neurocientífico dice que algunas personas tienen una gran habilidad para inventar narrativas o contarse historias positivas sobre las decisiones que han tomado.
"Hay personas que han tenido experiencias muy difíciles pero tienen esa increíble habilidad de usar su cerebro para replantearse o reinterpretarlas. Es otra manera de sintetizar una experiencia en particular o la imagen del mundo", dice Cerf.


La mejor herramienta

Cómo se puede entrenar el cerebro para eso?
"Es difícil empezar a reinterpretar la realidad de una manera cuando no lo has hecho antes de ese modo. La herramienta más directa es rodearse de personas que tienen esa habilidad", dice Cerf.
"Si pasas tiempo con ellos vas a empezar a sentirte más satisfecho. Vas a terminar viendo el mundo de una manera parecida", agrega.
"Es algo que va a ocurrir de todas maneras, no tienes que hacerlo conscientemente. Esa es la ventaja de la alineación cerebral".


9 oct 2018

MARTiN VARSAVSKY - La Argentina esta condenada al peronismo o en otras palabras al fracaso

"ARGENTiNA CONDENADA AL PERONiSMO O EN OTRAS PALABRAS, AL FRACAZO"
Entrevista de Micaela Perez para El Cronista



https://www.cronista.com/3dias/La-Argentina-esta-condenada-al-peronismo-o-en-otras-palabras-al-fracaso-20181005-0001.html

El exitoso empresario asegura ser "muy poco optimista respecto del futuro" del país. Culpa al partido fundado por Juan Domingo Perón por todos los males nacionales y arremete contra Cristina Kirchner. Y aunque cree que Macri es "más capaz que De la Rúa", dice que hoy "la tiene difícil".
 ario argentino Martín Varsavsky lamentó la mala situación del Gobierno y aseguró que los "peronistas son ladrones con suerte" a la vez que disparó que el país está "condenada al fracaso".

"(La Argentina) tiene gobernantes que regalan lo que la Argentina no tiene o tiene gobernantes que para no parecer austeros regalan lo que la Argentina no tiene. El resultado es que es un país adicto a la deuda, algo muy común en el mundo, pero en la Argentina es aún más pronunciado", explicó el empresario radicado en España.

Y disparó:"El resultado es que para que un no peronista logre que no lo tumben del poder tiene que comportarse como un peronista, que es lo que le pasó a (el presidente, Mauricio) Macri. Digamos que la Argentina está condenada al peronismo o, en otras palabras, al fracaso".

El empresario definió al Presidente como "tan populista como Kirchner", aunque se quejó de que "no es lo suficientemente no populista como para que el país no caiga en el endeudamiento externo". Y si bien afirmó que esta crisis es similar a la de 2001, Macri "es mucho más capaz" que el expresidente Antonio de la Rúa.

Según su análisis, "los peronistas son ladrones con suerte, cuando se les acaba la suerte, se van. Perón, Menem, Kirchner, cuando se van dejan el país en ruinas", pero "luego vienen los no peronistas y tratan, pero fracasan porque el país está arruinado".
En este sentido, señaló que "a Macri le dejaron un sistema insostenible en el que se regalaba la electricidad, se mantenían precios falsos, y cuando adoptó una economía más de mercado sin dejar de imprimir dinero se le disparó la inflación".

Con respecto al acuerdo con el FMI, Varsavsky remarcó que "el FMI fue construido como una fábrica de clientes, eso sí, clientes que paguen, no adictos a la deuda como ha sido la Argentina".

"La verdad es que no sé qué va a pasar esta vez, quizá viene otro peronista y de vuelta no paga la deuda, o espero que Macri se las arregle para levantar la economía como hizo Rajoy en España. Lo que pasa es que nadie gana elecciones con un slogan que dice vamos a trabajar más y ganar menos, pero a veces la vida es así, hay que trabajar más y ganar menos, por unos años, para volver a ganar más", afirmó, en entrevista con 3 Días.

"Mi padre me dijo nunca, nunca, nunca vuelvas a la Argentina y murió muy joven en un vuelo a la Argentina. Por suerte le hice caso y nunca volví. Desde los 80 que la Argentina alterna entre un peronismo corrupto y un no peronismo perdedor. Y va a seguir así. Por eso no creo en la Argentina, ni con unos ni con otros", lanzó el empresario.

Varsavsky también se refirió al futuro de la Argentina y señaló que la vuelta de Cristina Kirchner "es lo peor que le pueda pasar" al país.

5 oct 2018

RECUERDO A GROUCHO

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por Leo Rosten

Groucho Marx era el Voltaire del vodevil; un mago de la locura de la lógica. Sus delirios calculados expresaban lo que el resto de nosotros no teníamos el ingenio, y mucho menos la audacia, de decir. Publicada originalmente en febrero de 1983.
Sonó el teléfono y una voz dijo: “¿Tengo el honor de hablar con el mundialmente famoso proctólogo Marmaduke Montague?”.
Rosten: “Tiene el número equivocado”.
Voz: “¿Y por qué contestó? Durante años he llamado a este número y he hablado con el Profesor Marmaduke Montague. ¿Qué hizo con su cuerpo? ¡Voy a llamar a la policía! Y cómo los llame no es asunto suyo. ¿Qué número es este?”
Rosten: “Crestview 9-29 –”.
Voz: “¡Ajá! ¡Entonces lo admite! Bueno, si fuera todo un hombre, vendría aquí y me partiría los dientes”.
Rosten: “Eh…”
Voz: “Si fuera medio hombre, me partiría la mitad de los dientes”.
Rosten: “¿Quién…”
Voz: “Y si fuera una mujer, bailaríamos toda la noche en un frenesí…”

Transcurrieron varios minutos hasta que logré que Groucho Marx bajara de ese plano demencial en el que le encantaba habitar. Entonces me reveló la razón de su llamada. “¿Estás libre para almorzar? Está bien. En The Derby. Doce y media. Llevaré una rosa entre los dientes”.

En los 10 años que pasé realizando películas en Hollywood, fui víctima de una decena de llamadas maníacas como esa. No resultaban fáciles de detectar, ya que ocurrían a toda hora, con distintas voces hábilmente recreadas, desde un alegre falsete a un ominoso barítono, y acentos genialmente simulados, desde un dulce acento provinciano a una marcada tonada escocesa.
Sobre todo, cada llamada comenzaba con un saludo totalmente convincente:
“Hola. Me llamo Iphigene Wimbledon. ¿Hablo con Leo Rosten?”
O, “Aló. Le habla Monsieur Pierre du Jouvert, directeur extraordinaire de Eiffel Tours…”
O, “Soy Floyd Hollister, del estudio de abogados Sloat, Bankhead y Dooley, designado por el Tribunal Sucesorio del Distrito Sur del Estado de California como albaceas de la sucesión de Elmo P. Rosten, el empresario de petróleo y gas de Waco, Texas”.

Una vez que me había embaucado, el Maestro seguía haciendo de las suyas. Iphigene Wimbledon se ofreció a vender a mi hijo (“Con un chico como ese podría ganar de diez a doce mil en el mercado actual”). Pierre Jouvert me leyó una oda pornográfica a las catacumbas (“Puede obtener el juego completo, cosido con tejido de oruga, por tan solo…”). Y el supuesto Floyd Hollister estaba intentando ubicar a los parientes de Elmo Rosten, en especial a la Hermana Teresa Ginsberg (“…quienes dejarán su colección de mezuzás de Jordania a los Reyes de Malta y Chocolate”).

En cualquier momento, podía ser denunciado por albergar a un tratante de blancas, engañado por la Liga de Lucha contra la Supuración de las Axilas, e instado a pavimentar el césped del frente de mi casa a un precio bajo especial, de oferta hasta la medianoche. Un dentista me rogó que le permitiera colocarle a mi madre premolares de acero inoxidable totalmente gratis (“Es la única forma que tengo para hacerme un nombre en la industria odontológica”). Y un representante del departamento de bomberos me advirtió seriamente que no rociara mi habitación con un agente fulminante en espuma “que en verdad es un enjuague bucal” cuando “una capa gruesa de nuestra crema de leche hará el trabajo a mitad del costo”.

A propósito, durante nuestro almuerzo no hubo ninguna muestra de delirio absoluto. Marx habló con inteligencia y elocuencia sobre Harry Truman, Ernest Hemingway y Joe DiMaggio, a cada uno de los cuales admiraba enormemente.

Burla
Él era el Voltaire del vodevil. Él inventó la comedia del insulto esquizofrénico. Sus ofensas continúan siendo únicas porque eran tan desconcertantes. Un turista borracho una vez rodeó a Marx con el brazo y le dijo con una risotada: “Groucho, sinvergüenza, apuesto a que no me recuerdas”. Marx lo miró con odio. “Señor, nunca olvido un rostro. Pero en su caso, con gusto haré una excepción”.

El delirio desmedido de Groucho, ayudado por su voz áspera, esa mancha negra en lugar del bigote, ese lascivo andar, esas movedizas cejas, su ojo bizco, esa mirada de desprecio ácido… en ello radicaba su pose de amarga insolencia. Sus delirios calculados expresaban lo que el resto de nosotros simplemente no teníamos el ingenio, y mucho menos la audacia, de decir.
Al salir del estreno de una película de Doris Day, en la que esa muchacha inocente, de imagen sana y representante del ideal estadounidense pasaba una hora y media resistiendo los avances de Cary Grant, alguien le preguntó a Groucho: “¿Conoce a Doris Day?”
Mordaz, él respondió: “¡Caray! La conozco desde antes de que fuera virgen”.

No solo admirábamos su extraordinario descaro, sino también sus embates despreocupados a las inevitables banalidades de la conversación o la etiqueta. Una vez, en la puerta de su casa después de la cena, me detuve para decirle: “Me gustaría despedirme de su esposa”. Y Groucho replicó: “No es el único”

Groucho perfeccionó la lógica de la locura. Y también se burló de la locura de la lógica. Piensen en su renuncia a un determinado club: “No quiero pertenecer a la clase de club que acepte como miembro a alguien como yo”.

Una brillante variación de la paralógica de Groucho ocurrió un día mientras conducía cerca del océano con un amigo. Divisó una hilera de bonitas cabañas en un club de playa.
“Ese sería un buen club para mi familia y yo”, dijo Groucho.
“Uh, olvídalo, Grouch. No aceptan judíos”.
A lo que Groucho, cuya esposa no era judía, respondió: “¿Crees que dejarían que mi hijo se meta al agua solo hasta las rodillas?”.

Odiaba los lugares comunes, en especial aquellos que se veían en la falsa amistad de la correspondencia de negocios.
Tras abrir una cuenta bancaria, recibió una carta modelo del gerente que terminaba con: “Si puedo serle de servicio, no dude en llamarme”. Y Marx no lo dudó:
Estimado señor:
Lo mejor que puede hacer para serme de servicio es robar dinero de la cuenta de alguno de sus clientes más ricos y acreditarlo en la mía.

Un lado más profundo
Groucho era más pequeño de lo que parecía en el cine o la televisión, delgado y amable. Hablaba suavemente y tenía una sonrisa nostálgica. Nunca lo escuché reírse a carcajadas, nunca, ni siquiera con chistes o comediantes que disfrutaba. Su expresión natural tenía un halo de tristeza, pero en público se ponía la máscara del sarcasmo. Ocultaba sus emociones. Ni siquiera sus esposas e hijos eran sus confidentes. En verdad, era un hombre melancólico, con frecuencia depresivo, como ocurre con muchos comediantes.

Marx era un lector voraz y estaba particularmente orgulloso de que James Joyce hubiera usado “Groucho” como verbo en Finnegans Wake. En el fondo de su alma, él deseaba haber sido escritor. Adoraba las canciones de Gilbert y Sullivan, y las cantaba todo el tiempo, con esa voz nasal y estridente suya, que de por sí era una parodia, acompañándose con una guitarra.

Estaba muy involucrado en la política y se sintió halagado cuando supo que una noche durante la Segunda Guerra Mundial Winston Churchill recibió un llamado en el Número 10 de Downing Street por un boletín del Departamento de Guerra y ese gran hombre rezongó: “¡No me interrumpan! ¡Estoy viendo una película de los Hermanos Marx!”
Diversión fraternal

Los Hermanos Marx eran hermanos en la vida real, que alcanzaron la fama en el vodevil y en Broadway en la década de 1920 con su comedia hilarante, desenfrenada y original.

En el escenario, los cuatro Hermanos Marx (Groucho, Chico, Harpo y Zeppo) no seguían los guiones y les encantaba interponer improvisaciones desconcertantes.
Una vez, Groucho estaba en medio de una escena romántica simulada con Margaret Dumont, una grande dame de semblante altivo y un busto formidable.
Zeppo improvisó desde los bastidores: “¡Llegó el basurero!”
Todavía de rodillas, Groucho respondió: “Dile que no queremos nada”.

En otra parodia (en la que Groucho interpretaba a Napoleón), los hermanos que estaban tras bastidores interrumpieron la escena al tocar los primeros acordes de La Marsellesa en trompeta. Luego Zeppo gritó: “Señor, nuestro himno nacional: ¡La Mayonesa!”.
Groucho se dirigió al público y dijo: “El ejército debe ser el aderezo”.

En You Bet Your Life, su programa de radio y televisión, Groucho creó un tipo de presentador nunca antes (o desde entonces) visto. Una noche yo me encontraba tras bastidores y uno de los concursantes del programa resultó ser de una zona rural.
Digamos que el hombre se llamaba Floyd.
Groucho le preguntó cómo había conocido a su esposa.
Floyd: “Bueno, soy camionero…”
Groucho: “¿La atropelló?”
Floyd: “No. Ella estaba en el granero”.
Groucho: “¿Chocó su camión contra un granero?”
Floyd: “¡No, no! A su familia le faltaban unas gallinas”.
Groucho: “¿Extrañaban a las gallinas?”
Floyd: “No, se las habían robado… entonces encendieron una luz en el corral, y yo iba manejando para ir a buscar unos pavos, y el padre me grita: ‘Los pavos están en el granero…’”.
Groucho: “¿Y se casó con un pavo?”
Floyd: “¡No! Al llegar al granero, un zorrillo comienza a correr hacia el gallinero, y una chica grita: ‘¡Atrapa a ese zorrillo!’ Así que salté sobre el zorrillo y ella también cayó sobre él... y ambos apestábamos…”.
Groucho: “Es la historia más romántica que he escuchado”.

Su correspondencia
Su correspondencia conmigo a lo largo de los años estaba salpicada con salidas cómicas:
“El hogar es donde colgamos la cabeza ”.
“Escribirme contigo es como mantener correspondencia con un doloroso vacío”.

Una vez se ofreció a escribir un comentario para uno de mis libros:
“Desde el momento en que tomé este libro hasta el momento en que lo dejé, no pude parar de reírme. Algún día espero leerlo”.

Sin embargo, de todas sus observaciones, la que más admiré es esta:
Estimado Junior:
Discúlpame por no haber respondido tu carta antes. Estuve evitando responder tantas cartas últimamente, que no encontraba el tiempo para no responder la tuya.

El hombre tenía la necesidad de punzar el decoro con sátira. Durante la Segunda Guerra Mundial, Marx se encontraba en un campo de entrenamiento del ejército para entretener a los soldados, cuando sonó el teléfono en el cuartel del comandante general. Groucho atendió y, como jamás podía decir un simple “Hola” o incluso “Cuartel”, mi héroe canturreó: “Segunda Guerra Mundia-al”.

Fiel a sí mismo
Sobre todo, él odiaba la pretensión. Groucho, que no toleraba el ocultismo, fue convencido una vez de participar de una sesión de espiritismo. Se sentó, en silencio y mostrando respeto, mientras el swami observaba una bola de cristal, invocaba a los espíritus del más allá y respondía preguntas de sus invitados con una voz monótona y estremecedora. Tras un lapso prolongado de omnisciencia, el brujo recitó: “Mi médium… se está cansando… Tenemos tiempo para…. una pregunta más”.
Groucho le preguntó: “¿Cuál es la capital de Dakota del Norte?”

Adiós, Groucho
Sus últimos años se vieron coronados por una popularidad renovada, pero oscurecidos por las muertes de sus hermanos y amigos. Además, Groucho padeció una serie de afecciones que afectaron tanto su memoria como su habla. Creo que su muerte en 1977, a los 86 años, lo liberó de la angustia de la insuficiencia.
Y ahora siento una repentina tristeza al darme cuenta de que mis oídos no volverán a ser atacados por esa voz estridente y optimista, arengando sus eternos juegos de palabras. ¿Está de acuerdo con que la CIA le envíe caramelos ilegales a Castro?

Lugares "escondidos" de la Argentina

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Valles Calchaquíes: Quebrada de las flechas

Uno de los tramos más maravillosos de los Valles Calchaquíes (que incluye la región centro de la provincia de Salta, extremo oeste de la provincia de Tucumán y región noreste de la provincia de Catamarca) y que a menudo suele pasarse por alto es La Quebrada de las flechas. Al dejar atrás Angastaco (Salta) imponentes formaciones rocosas se inclinan para formar estrechos pasos con paredes de 20 m de alto a ambos lados de la ruta Nacional 40. Su origen se remonta a 15 millones de años, momento en que se formaron las montañas, lo que provocó que las placas sedimentarias del suelo se quebraran, se comenzaran a elevar y sus extremos quedaran apuntando al cielo. El efecto erosivo del viento se ocupó luego de afilarlas, lo que les otorgó el aspecto que tienen hoy en día: semejantes a cuchillas o puntas de flechas. 

Consejo: si recorrés el trayecto en auto tené presente que los animales de la zona (como cabras y ovejas) pueden cruzarse en el camino. Por eso no manejes a gran velocidad.


Simbiosis pagana y cristiana: Iruya

A pesar de que no integra el itinerario de la Quebrada de Humahuaca (ubicado en Jujuy, en el noroeste argentino) vale la pena desviarse hasta esta región ubicada a menos de 60 km de Humahuaca, hacia el este, en territorio salteño. En el Abra del Cóndor comienza el camino de montaña a través del cual se accede a Iruya que también incluye un tramo de densa selva subtropical. La región mantiene su esencia de empinadas calles de piedra y su gente, vestimenta, costumbres y viviendas han mantenido su tradición a lo largo de 250 años. Muy cerca están las ruinas precolombinas de Titiconte. 

El dato: cada 1 de agosto se celebra la “Fiesta de la Pachamama” y el primer fin de semana de octubre se realiza una celebración en honor a la Virgen del Rosario que combina de manera singular paganismo y cristianismo. Durante esta fiesta se oyen quenas, cajas y sikus, acompañados por el típico baile de los cachis, símbolo de la lucha entre el bien y el mal.


“El que todo lo traga”: Saltos del Moconá

Estos cursos de agua, ubicados sobre el río Uruguay, no tienen nada que envidiarle a sus vecinas, las cataratas del Iguazú (Misiones). Moconá, “el que todo lo traga” en guaraní, es otro de los tantos bellos, espectaculares y destacables destinos de la provincia de Misiones y es en realidad un cañón de tres kilómetros de largo con caídas de agua longitudinales. Enclavada en lo más profundo de la selva misionera en la reserva de biosfera Yabotí, es considerada Parque Provincial. 

Antes del viaje: averiguá el estado del río antes de partir. Los saltos se originan en una vuelta que pega el río para volverse sobre sí mismo, por eso se ven solo cuando el Uruguay está bajo. Si vas en la época adecuada, tendrás la oportunidad de presenciar una sucesión de caídas de agua de casi el doble de largo que las Cataratas del Iguazú.


Los mejores embutidos: Colonia Caroya

Ubicada al norte de la capital cordobesa, en el Departamento Colón, Pedanía Las Cañas, se encuentra esta pintoresca región de pocos lujos, mucha limpieza y calles asfaltadas donde la verdadera estrella son los ricos embutidos que se elaboran artesanalmente. Aquí, el viajero puede combinar descanso, contacto con la naturaleza con una excelente gastronomía: salames caseros, quesos y vinos de alta calidad. En este destino se encuentra ubicada también la Estancia Jesuítica de Colonia Caroya, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. Esta Estancia fue el primer establecimiento agrícola – ganadero organizado por la Compañía de Jesús en el año 1616.

Consejo: lo ideal es planear el viaje en época de la celebración de la vendimia (en marzo) o en la festividad de las comidas típicas (julio).


Mirador natural: las cascadas del Nant y Fall

Muchas veces omitido en los recorridos de los viajeros se encuentra, el área protegida de Nant y Fall, a solo 19 km de Trevelin, Chubut. Aquí el arroyo que le da su nombre al lugar circula por un cañón de piedra amarillenta, cubierto por un bosque de cipreses. Este sitio es también un buen lugar de camping y de esparcimiento.

Dentro del área se puede realizar un recorrido observando especies de flora que caracterizan el área, como flores y helecho. Desde los miradores se pueden apreciar los diversos saltos: “la petiza” el más pequeño de los tres, “las mellizas” dos caídas de agua simultáneas y paralelas y “la larga” de unos 60 metros de altura, la más extensa de las tres.