En “El correo
secreto del zar”, Julio Verne lleva a Miguel Strogoff a través de Europa en un
tren que hacía largos trayectos de Este a Oeste, y viceversa.
Cuando el convoy
recorre el norte de Italia, Strogoff avanza hacia el comedor y observa a dos
cronistas que miran y escriben concentrados en lo que ven: el de la derecha ve
los Alpes montañosos y nevados, en tanto que el de la izquierda observa valles
verdes y fértiles. En ese momento, el autor cavila acerca de lo relativo de la
crónica -siempre genuina- que cada uno de ellos trazará según su lugar en el
vagón.